Tuesday, June 13, 2006







El tiempo de otra tierra
Novela






El perfume
31 Oct 1999, 04:31:09

Hola mi sol. ¿Sabes César?, hoy es domingo, nadie trabaja y por fin después de muchos días ha dejado de llover. Ha salido el Sol y la atmósfera se calienta poco a poco porque aún quedan secuelas de las heladas que caen por las noches.
He bajado a la cafetería, no queda muy lejos de mi casa, y estoy tomando té con miel y limón calentito; me reconforta y su sabor es muy dulce.
Después de estar aquí cerca de veinte minutos, por fín se ha quedado un ordenador libre. Tengo que venir a esta cafetería para poder escribirte porque en mi casa no tengo ordenador, sólo tengo dos gatos (Curro y Kimah), pero me dan mucha compañía. Vivo sola, aunque no muy lejos de donde viven mis padres y mi hermana con su marido.
Mi casa es muy sencilla y es muy pequeñita, pero en ella encuentro todo lo que puedo necesitar y casi siempre está llena de amigos. Los días que no salimos a ningún lugar les invito y pasamos tardes y noches enteras viendo películas de vídeo, jugando al Trivial pursuit, de vez en cuando emborrachándonos (a mí no me gusta especialmente esta aficción, pero bueno...), comiendo (nos gusta mucho cocinar y comer, más aún) y lo que más nos gusta es fumar de una pequeñita plantación que tengo en mi casa. Te explico: tengo una maceta gigante en donde hace aproximadamente un año una amiga mía plantó marihuana, desde entonces fumamos un poco de vez en cuando. Aquí las leyes son muy extrañas, permiten consumir Cannabis pero no permiten cultivarlo, comprarlo ni venderlo. Aún así, lo que yo tengo es de uso personal, y la mayoría de las veces la planta la destrozan los gatos cuando juegan con ella.
No soy adicta a nada excepto al tabaco (fumo negro) y al Ron, pero a éste lo tomo en cantidades insignificantes.
Tengo muchos amigos, la mayoría son mis amigas; la otra mitad son sus maridos o sus novios. Yo vivo sola como te he dicho, no tengo novio ni nada que se le parezca. Lo tuve hace dos años aproximadamente; lo nuestro duró cuatro años, y desde entonces no he estado con nadie. Esto explica el porqué desde que te conozco me encuentro en continuo estado anímico de enamoramiento. A lo mejor tú ya tienes a una chica a la que amas, y tán solo quieres de mí amistad. No sé, ayer cuando te dije que quería besarte, quizás pensaste que voy muy rápido, o que eso no es lo que tú buscas. Me dirás si me estoy equivocando, ¿verdad?

De todas formas yo soy como un tango: si no se siente es mejor que no se baile. Por eso, si me siento enamorada de tí, ¿porqué tengo que reprimirme? Yo te cuento todo, no tengo nigún motivo para mentirte. No pienses que el decirte que te quiero es alguna frivolidad, al contrario, yo soy muy impulsiva y caliente, y si no digo lo que siento, es como quedarme a medias. Ya sé que la gente abusa de decir "te quiero" y pierde su autenticidad. Creeme, no lo diría si no lo sintiera.

Tú tienes la culpa, tú eres el que me ha enamorado, el que me escribe de una manera que hace que me derrita y que mantenga mi curiosidad por saber cómo eres. ¿No tienes esa misma curiosidad por mí? Bueno, ya sabes algo más de mí; me irás descubriendo poco a poco, aunque no soy mucho más de lo que imaginas, soy muy sencilla.

Un día tu y yo superaremos esto, nos encontraremos y nos volveremos a enamorar como el primer día, y pasaremos largos días conversando y largas noches amándonos hasta caer agotados.

Siento una dicha muy grande por haber llegado a tí y por haberme regalado ese lugar que tanto te ha costado crear. Espero siempre estar en ese lugar. En tu corazón.

El perfume es la forma más intensa del recuerdo, debe ser como el Bolero de Ravel, una especie de lenta obsesión; el perfume es una dimensión interior de cada persona que nos expresa de manera particular aquello que no se podría decir de otra manera. Es como mi corazón, como el vino y como las olas: necesita oxigenarse antes de alcanzar el punto de perfección.

César, eres un perfume derramado sobre mi pecho, que quema y alivia, que envuelve y me deshace en continuos arrebatos. Te necesito mi sol.
No dejes de escribirme por favor, me eres tan necesario como el aire.
Siempre tuya,
Ana.

P.D.: Recuerda, ya no podré escribir hasta el martes, ahora, te toca a tí contarme algo más de tu preciada vida. Te quiero.
Visité a Velazquez y fue muy intenso, era un genio. ¿Te has fijado bien en el cuadro "Las meninas"?

Voy a pedir otro té.