Wednesday, December 07, 2005

Ángeles solares


I
La voz “Haya luz”, en el Génesis, decreta el nacimiento del espíritu lucífero del cosmos. Representa, en el tiempo mitológico, aparición de luz: conciencia en medio de nada. Inicio de inteligencia humana. Por eso, cuando los primeros teólogos citaron la palabra Lucifer, se refirieron en realidad - en latín - a la estrella que transporta el cáliz de fuego, el auriga del Sol: Mercurio, que cabalga para coronar el firmamento, en alegoría del instante primero de la creación por ser la primera luz, la estrella matutina, el lucero del alba; y no el inicuo Satanás.


Según la leyenda griega, Prometeo, el responsable de que hayamos sido bendecidos con el fuego del Olimpo, mereció - al igual que el auriga del Sol - la censura y abominación eterna como castigo por beneficiar a los hombres. Y era que, dar voluntad o fuego - o tentar - a los hombres, significaba amenazar el orden establecido: con aquellas armas el hombre construiría su independencia. Y así lo hizo. La caída de Adán en la leyenda hebraica explica cómo al tomar el fruto prohibido el hombre ejerce su propia voluntad por vez primera.



Fue condenado a levantarse desde el polvo, a trabajar para restituir su pacto con Dios. Y su señor Dios le prometió la redención si acataba sus leyes. Sin embargo, la Sierpe sufriría sin remedio y eternamente, encadenada a una pilastra de las arcadas abisales del submundo, su terrible condena. Dios había creado el infierno. Desde entonces el mundo dejó de ser un paraíso para el hombre: debió levantar su mundo, la civilización, a partir de nada.

Después de lo acaecido en el Edén (la furia de Dios y la expulsión de Adán del paraíso), la humanidad quedó sumida en una profunda miseria y oquedad.



La violencia inusitada de los cambios, catastróficos para la especie, marcaron nuestro comportamiento; se velaron algunos hechos, transmitieron la verdad a sólo una élite elegida para su lacrado, y todo lo demás pasó a formar parte del silencio y del olvido, hecho decisivo para la metamorfosis de la máquina social.

El Arcángel entró en escena cuando el caos comenzó a tomar conciencia de sí. El “opositor” cobraba protagonismo y por eso era necesario colocar un vicario que encarne la voluntad de Dios y vigilase la constitución original de todo lo creado. Algunas sociedades sacerdotales, por este motivo, dieron continuidad al acto primordial del verdugo - centinela Miguel: someter a la Sierpe. Se consideraron a sí vigías y atribuyeron muchos poderes para así custodiar el corazón de la humanidad, pues creyeron haber sido elegidos para ejecutar esta tarea. Dios les había “heredado” esta responsabilidad.

Una condena más bien.

II


El Caos primordial y el Orden social coexisten y, por ser potencias angélicas polares, se dividen la soberanía del universo. Pero finalmente sólo uno puede gobernar, obviamente, el más fuerte entre los dos.

La historia es como sigue: se supone que fueron seis días, o seis ciclos, o seis estadios del desarrollo de la conciencia cuando, al séptimo, el Creador, exhausto, descansó de su obra, colocando al hombre al frente de su jardín, un prodigioso lugar llamado Edén. El reposo de Dios no duraría mucho pues en uno de esos días de asueto Eva curioseaba pájara por el Jardín; Adán meditaba en lo profundo de sus contemplaciones; y la Sierpe, lasciva, ejecutaría enroscada en torno al Árbol de la Vida, su ópera magna contra “el bien”, iniciando a Adán y a Eva en el camino del Conocimiento de la ciencia, del bien y del mal.


Aquella leyenda parecería hoy una suerte conjuro de fábulas surrealistas escritas por un Homero en otras latitudes. No obstante, se escribieron según otro patrón, distinto al de las lenguas occidentales (1).



Las palabras fueron redactadas juntas y sin separación entre ellas, de manera que, al ser leídas saltando una letra, o a veces dos, otras seis u ocho, etcétera, y con un número infinito de variantes, otros vórtices aparecerían, quizá verdades absolutas y universales: actituDdeunosIdiotasOdiososSatanes: DIOS (2).


Aunque la naturaleza del relato es simbólica, es claro que evidencia una disputa por el poder. Testimonios valiosísimos de aquellos hechos desaparecieron en Alejandría y en tantas otras bibliotecas saqueadas y quemadas, dejando a la humanidad irresoluta, como el mendigo sentado en su banco de oro.


1. Actualmente, el alfabeto basado en el ciclo lunar de 28 días, es considerado el primer alfabeto auténtico no-silábico y compuesto de 22 a 28 caracteres, originario del norte semítico Biblos, en Fenicia, y fechado en el 1000 a.d.C. -o antes-. Los fenicios eran sólo comerciantes que simplificaron las escrituras cuneiformes para beneficio de sus finanzas. Biblos era el puerto desde donde se exportaba el papiro para Egipto; los sacerdotes egipcios hacía miles de años fundaron la escritura jeroglífica pictórica -no alfabética-, y con el papiro la vivacidad de los hagiógrafos se desarrollaría ampliamente. Biblos fue inmortalizado en la palabra griega original, biblion, cuyo significado es "libro en rollo", y de la cual las lenguas occidentales heredaron las palabras Biblia, biblioteca, bibliografía, bibliómano.

2. Distribuyeron las unidades de sentido de manera que pudieran ser interpretadas en varios niveles de significación. La forma arrollada de aquellos documentos permitía leer sus códigos en un contínnum supradimensional. Estaban costurados en sus pliegues, hechos de cuero de animal, y su criptograma, elaborado con profusos caracteres hermosamente representados, debía ser leído en un epos no interrumpido por separación de palabras e interpretado por quienes lograsen la asunción de su entendimiento. La decodificación de la Tora dentro de la Tora, era mucho más práctica en tales rollos de la vida.

III


Mucho antes de comenzar a registrar la historia, se desencadenó una lid entre Lucifer, llamado “opositor”, y Miguel, rector de la Creación. De la victoria de uno dependía la continuidad de las directrices que obrarían en nuestro sistema.


Se dice que la lucha trascendió sus límites afectando también a los hombres, criaturas de menor jerarquía dentro de las Potestades. Y que la inevitable caída de uno, ya sin su estado original de santidad, no sólo significó el final de la contienda, sino también la polarización del universo y el comienzo de una nueva era.

Miguel había sometido a su adversario tras una intensa y cruenta persecución con la espada flamígera que le otorgaron para entablar diatriba física en tales circunstancias. El vencedor sepultó al vencido en las catacumbas incandescentes del planeta, pero en un ciclo de perennidad aparente, pues al final, el inocuo querubín despertaría de su letargo transformado en el inicuo Satanás, preparado para disputar nuevamente el título de Arcángel.

Antiguamente, el mundo occidental concebía la leyenda de este modo. Pero hoy se sabe que, según la leyenda islámica, este capítulo no cierra así.

Mikail (Miguel), al regresar al seno de su Padre, medita sobre la desventura de su hermano. Haberlo condenado le causó una profunda tristeza. Sus lágrimas se transformaron una a una en aquellas entidades celestes menores de naturaleza musical, cuyos movimientos y pensamientos son una constante evocación de su origen, una oración permanente: los querubines, señores del reino mineral.



IV

Ambos, bien y mal, explican el misterioso operar de las leyes físicas, aparecen en relatos bajo diferentes nombres pero con semejante apariencia. En la tradición quechua, por ejemplo, el Amaru Negro y el Amaru Blanco, son dos sierpes antagónicas que se estrechan eternamente representando la dualidad del ser; asimismo, el Ying y el Yang de la tradición budista, las dos grandes fuerzas en tensión infinita que encarnan hasta en la mínima proporción de materia. Pero la versión más antigua de la leyenda se encuentra en el Sumer, Para la leyenda sumeria eran Enki y Enlil, eternos rivales que lidiaron la última vez - eones atrás - en una tierra llamada Nibiru.


En la ciencia moderna, encontramos conceptos físicos sobre la naturaleza dual del universo; por ejemplo, materia y antimateria, tesis y antítesis. Por otro lado, escrutando en las historias modernas, en los cómics y en algunos filmes, encontramos en las leyendas de Drácula y Van Helsing a la síntesis de los arquetipos bíblicos.

Bien y mal, en definición, son huestes antípodas con intereses opuestos. Encarnan y gobiernan nuestros estados inferiores o superiores de conciencia. Son los primogénitos, gozan de belleza e inteligencia, poseen poderes extraordinarios que no posee el hombre y lucharán hasta que la justicia divina decrete su sentencia final.

Uno mide el alma del fenecido en una balanza y decide si va al Amenti o es tarascado por el otro, un destructor híbrido repugnante mezcla de reptil con felino. Uno posee las llaves del Cielo, y el otro las desea. Controlan nuestros excesos y regulan nuestro comportamiento si recurrimos a nuestras pasiones o nos dejemos guiar por el error. Pero lo más importante de todo, explican los efectos y las causas de nuestra problemática: el poder, la libertad y el amor, son conceptos legítimos pero podrían guiar al ser humano a la degeneración si hace mal uso de sus potencias.